7 de junio de 2011

Eso por lo que eres...

Hoy quiero expresar una opinión, decir en alto una reflexión que considero importante tener en cuenta a la hora de vivir con nuestros pequeños y, no tan pequeños. Es algo sencillo, que el ser conscientes de ello nos puede ayudar, incluso, a controlar determinadas actitudes más o menos negativas que eso por lo que somos nos hace tomar.
De forma más concreta, hablo de la influencia que ejercemos en los demás y, específicamente sobre los niños, con nuestra actitud, nuestras formas, nuestra espontáneidad y nuestra forma de ser. Creo que una forma excelente de conocer el alcance de todo ello es pararse a pensar en nosotros, en lo que somos, en el cómo y el porqué, ya que por decirlo de alguna forma, somos lo que fuimos y fuimos lo que fueron los demás. Nuestros miedos, nuestras manías, nuestra forma de hacer las cosas, la forma en que afrontamos la vida, canalizamos la rabia, etc. se debe a un algo, a un alguien. Tienen un porqué.

Cuando un bebé acaba de nacer, hay algo innato en él, que recibe el nombre de temperamento; Sin embargo, su personalidad, su forma de ser se van forjando día a día, a través de sus experiencias, de su contacto con el entorno y con las personas que conforman éste.

Por lo tanto, se puede decir que es fundamental el entorno en el que crezca un niño, que es necesario brindarle oportunidades, pero sobre todo, y fuera de cualquier aspecto económico o factor social determinante es, más que fundamental, la actitud de cariño, de amor inmenso e incondicional con que tratemos a nuestros pequeños. Está claro que mamá y papá sólo hay uno, que quieren por encima de todo y que lo hacen lo mejor que pueden, pero también debe estar claro que en múltiples ocasiones nos dejamos llevar por el malestar, el cansancio acumulado y el agobio del día día -casi inevitables, por otro lado-, generando con ello, situaciones/contestaciones/miradas/gestos, momentos de espontaneidad que pueden influir de una forma negativa en nuestros chiquitines, por ser ésta inesperada y/o brusca ,ya que no debemos olvidar que ellos se dejan llevar –a su vez- por esa bella ingenuidad que les caracteriza.

Realmente, no estoy segura de que haya transmitido todo aquello que pretendía, pero os animo a reflexionar sobre el porqué de cómo somos y que ello os anime, al mismo tiempo, a intentar controlar algunas reacciones, a contar -¡qué típico!- antes de dar alguna mala contestación, etc., ya que nuestras pequeñas acciones del día a día fomentan determinados comportamientos, pensamientos y sentimientos que tal vez no son tan deseados como esperábamos.

 ¡Esforcémonos por generar armonía y bienestar en nuestro día a día y en el de los demás!


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